viernes, 14 de octubre de 2011

Crónica - Cañon del Rio Lobos -

Eran las 6:30 a.m. y con puntualidad inglesa allí estábamos todos cargando las bicis en el autocar y quitándonos las legañas, a las 6:45 a.m. salíamos hacia el Cañón del Rio Lobos, durante el viaje empezábamos a despertar, unos aprovechaban para comer algo otros para beber y otros comentaban aspectos de la ruta. Llegamos a las 9:15 aproximadamente y en cuestión de minutos ya teníamos las bicis listas para comenzar fuimos avanzando en grupos hasta la Ermita de San Bartolomé para allí reunirnos y hacernos la foto de grupo y de paso intentar coger unos rayos de sol ya que el frio se nos metía en las carnes como alfileres, comenzaba a salir el sol pero en el cañón todavía no entraba pasaría cerca de una hora hasta que nos empezó a acompañar y hacernos sentir bien. Comenzamos la ruta realmente desde la ermita y en fila de a uno desfilábamos 33 bikers nada más y nada menos la estampa cuando mirabas hacia atrás era bonita, el grupo se fue dispersando algo previsible siendo tanta gente pero la aventura continuaba, cruzamos el rio en varias ocasiones echamos el pie a tierra otras tantas pero la ruta iba prometiendo cada vez más. Llegamos al puente de los siete ojos, estos primeros 12 km no habían estado mal pero ahora llegaba lo mejor, otros 12 km aproximadamente hasta Hontoria del Pinar por un sendero serpenteante entre árboles y piedras con pequeñas elevaciones y bajadas y un último tramo rápido que nos hizo gozar de la bicicleta. Ya en Hontoria nos reagrupamos y cogimos camino a San Leonardo de Yagüe, caminos en muy buen estado y de monte, subidas largas pero con poca pendiente, aquí tuvimos avería, un compañero estaba con la bici totalmente frenada y el tío subió con un “par”, eso sí, creo que aquí agotó todas sus energías, arreglada la avería bajamos a San Leonardo y tomamos dirección Casarejos subiendo otro camino por el monte que nos lleva hasta el arroyo de Valderrueda aquí nos esperaban 6 km de suave bajada y sendero espectacular así que nos agarramos al manillar y a volver a gozar como críos pequeños, enlazamos con el cañón y poníamos rumbo a la meta pero antes parando en la ermita a comentar esta última bajada. Ya en el autocar eran las 15:00h, quedaba gente por llegar pero poco a poco nos íbamos reuniendo para ir a comer. En el restaurante comentábamos la dispersión del grupo que si unos por arriba, que si otros por abajo, que si carretera, pero todos estábamos deseando empezar a comer y reponer fuerzas, nuestro amigo gabacho empezó a hacer de las suyas y hasta las mesas de al lado lloraban de risa, eres un crack.
Balance de la ruta: varios reventones, algún pinchazo, avería de frenos, alguna pájara y grupo disperso, algo normal y previsible como he dicho antes siendo tanta gente. Enhorabuena a los organizadores por haberse molestado tanto en contratar autocar, comida, furgoneta y demás cuestiones.

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